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20 Oct Málaga

El Málaga espanta sus meigas (0-2)


El conjunto blanquiazul asalta Riazor con un partido serio, práctico y revitalizador gracias a los goles de Villanueva y Sadiku

 

José Criado
Fotos: LaLiga

No hay mal que cien años dure ni cuerpo que lo aguante. Y aunque ha parecido un siglo entre victoria y victoria, el Málaga vuelve a ganar once partidos después para poner fin a una racha devastadora que le ha llevado al pozo de la categoría y del que espera salir con este triunfo junto con los que vendrán. El Málaga vuelve a sonreír, vuelve a competir y a levantar los brazos al cielo. Y Lo hizo en Riazor, con autoridad, dejando la portería a cero, marcando un par de goles y espantando algunas de las 'meigas' que llevaba en la mochila antes de comenzar el partido de las penas, el duelo entre el colista y el penúltimo. Un punto final a su racha negativa pero también un punto de partida para comenzar a ser optimistas. Cambio de tercio necesario y necesitado.

Se cocinó como un triunfo serio, no llegó de casualidad. Se podría pensar que venció el Málaga porque en el país de los ciegos el conjunto blanquiazul fue el tuerto. Pero la realidad es que los de Víctor no mostraron casi ni uno de los síntomas que sí tiene el Dépor. No pareció el equipo “rosa” demasiado temeroso ni impreciso. Sólo su falta de gol -menos mal que no hubo que lamentar los tres manos a manos que marró Sadiku- sigue siendo el punto débil de un equipo que debe ir a más. Estuvo solidario, correoso, osado y ordenado. Los goles llegaron al fin y fueron también la consecución de un buen trabajo colectivo.

Por suerte, el Málaga mostró su buen quehacer de jornadas anteriores con la diferencia de que en esta ocasión sí hubo recompensa. Es el equipo blanquiazul un bloque que no tiene los síntomas propios de los que coquetean con la zona baja. Tampoco está como para luchar por el play off. Pero el descenso era y es un castigo demasiado agudo para este conjunto. Un equipo que demostró en Riazor personalidad.

Cimentó el triunfo el equipo malaguista en una presión alta, en no complicarse la vida atrás y en trasladar la presión al rival. Así todo fue más fácil. Y aunque fue un partido con miedos, el que menos temió, más cerca estuvo de la victoria. Lo hizo primero el Málaga, que salió al campo de Riazor valiente y optimista. Y fruto de ello amasó varias ocasiones que, sin ser excesivamente claras, llenaba de optimismo al conjunto de Víctor Sánchez del Amo.

Un cabezazo de Adrián, un mal despeje de la zaga local, un mano a mano escorado de Sadiku o un tiro alto de Renato fueron los argumentos para enmascarar cualquier atisbo de miedo o temor en el conjunto blanquiazul, que arrancó el partido penúltimo clasificado. Fueron 20 minutos de mérito malaguista y también ayudados por demérito del rival. Porque el Dépor fue un flan. Un equipo desordenado y sin criterio. Timorato, asustado y sobrepasado.

Pero tras comprobar el equipo gallego que los malaguistas son más inofensivos que una espada de plástico comenzaron a estirarse. Y comenzaron a dejarse ver por el área de Munir. Aún así, Antoñín tuvo un par de ellas en un cabezazo alto y una media chilena en un saque de banda. Pero fue poco antes del descanso cuando llegó el tanto malaguista. Córner que sacó Renato, Antoñín prolongó en el primer palo y Mikel empaló en el segundo. Recompensa a una buena primera mitad malaguista, que se fue a vestuarios con ventaja.

Lejos de dar un paso atrás para guardar la ropa, el Málaga salió en el segundo asalto a morder y asustar. Y fue una doble ocasión de Cristo, merced a una gran jugada individual, la que a punto estuvo de aumentar la renta. Dos paradones de Dani Giménez (47') lo evitaron.

Pero fue un espejismo, o una declaración de intenciones incompleta. Porque a partir de entonces, el Dépor tomó las riendas del partido. Al ralentí, sin un fútbol fluido y sin avasallar metió al Málaga en su área. Varios acercamientos que rondaron la meta de Munir, aunque sin tener que intervenir el meta malagusita. Fueron más de 20 minutos en los que el equipo blanquiazul no vio la meta de Giménez, hasta que una volea de Renato (66') que paró el meta local le sacó del letargo y devolvió el equilibrio futbolístico.

Un cabezazo de Mollejo (70'), fácil para Munir, encontró la respuesta malaguista con un par de ocasiones claras de Sadiku. Manos a manos que erró el delantero malaguista que pudieron costar caro. Y es que no se puede perdonar tanto, no puede el Málaga batallar con esa falta de confianza y de puntería. El albanés tuvo dos clarísimas en sus botas que se esfumaron. Y luego le sacaron bajo palos un remate de espaldas. Entre medias, Longo a punto estuvo de poner el empate en un remate cruzado.

Pero el partido se cerró tras un grosero error de la zaga local. Giménez, impecable y salvador hasta el momento, despejó mal una salida con la cabeza. El balón lo recogió manso Sadiku para, de cabeza y desde el borde del área, empujarla a puerta vacía (87'). Era el segundo, el 0-2, la tranquilidad y el sosiego. El Málaga lo había merecido, había luchado con pundonor y con inteligencia. Y la presa ya estaba en el cazo. Un triunfo vital y esperanzador. El Málaga está vivo, sólo queda que sea el punto de inflexión.

 

FICHA TÉCNICA:

+ RC DEPORTIVO DE LA CORUÑA: Dani Giménez; Eneko Bóveda, Peru Nolaskoain, Montero, Salva Ruiz; Bergantiños, Gaku (Jovanovic, 71'), Mollejo (C. Santos, 70'); Aketxe, Borja Valle y Longo (Koné, 84').

+ MÁLAGA CF: Munir; Cifuentes, Luis Hernández, Lombán, Mikel (Diego González, 71'); Renato (Boulahroud, 85'), Keidi Bare, Adrián, Cristo; Antoñín (Hicham, 78') y Sadiku.

+ GOLES: 0-1 (42'): Mikel Villanueva. 0-2 (87'): Sadiku

+ ÁRBITRO: Óliver de la Fuente Ramos (Comité Castellano-Leonés). VAR: Juan Luis Pulido Santana. Mostró cartulina amarilla a Nolaskoain (40'), Keidi Bare (85'),

+ INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la jornada 12 de la Liga SmartBank. Estadio de Riazor.

 
 

 

 

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