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29 Sep

El Málaga empata a la ruleta rusa

El conjunto blanquiazul no consigue superar al Sporting en un final de partido donde el triunfo pudo caer para cualquier lado pero que se resolvió sin goles

 

José Criado
Foto: LaLiga

Jugar a la ruleta rusa suele acabar mal. Es un destino que está escrito y que sólo los muy afortunados o los inconscientes se atreven a desafiarlo. El Málaga no parece que sea de los primeros, porque si de algo adolece este equipo es de estar agraciado en los últimos meses -incluso años-. Pero sobrevivió en un final de partido intenso donde pudo ganar, pero también pudo perder y donde sólo empató. Otro punto, a todas luces insuficiente por el coqueteo con los puestos de descenso a Segunda B. Y otra jornada sin ganar. Ya van siete. Y La Rosaleda aún no sabe lo que es un triunfo este curso.

Es por eso que el partido con el Sporting tenía cierto aroma trascendental. No está el Málaga, con todos sus problemas peliagudos extradeportivos, como para meterse en el lodazal de Segunda. Ni la cabeza ni las piernas tienen fuerza para competir contra los rivales ni con una la losa de presión añadida. Ganar al Sporting, por lo tanto, se antojaba como un buen analgésico para evitar dolores mayores.

Pero no. El Málaga siguió mostrando las mismas virtudes y los mismos defectos que ante el Albacete, hace una semana. Controla el partido, se mueve con cierta solvencia en las medianías, pero no termina de dominar las áreas. Ni la rival, lo que le está lastrando demasiado -dos jornadas seguidas sin marcar- ni la propia, donde a poco que le aprietan le hacen mucho daño.

Munir fue el héroe de un partido donde el mejor había sido Luis Muñoz hasta la aparición estelar del marroquí. Es decir, que los derroteros seguían yendo muy alejados de lo que realmente propicia alegrías al malaguismo. Lorenzo aún está verde, Sadiku demasiado solo, Juanpi muy lejos del área y Adrián y Keidi son motores diesel. Víctor, que tiene pocas soluciones en su banquillo, las reduce aún más con sólo un cambio en los 90 minutos: la entrada de Antoñín. Y así es muy difícil asustar al rival.

Con todo, mereció el Málaga en el cómputo global algo más, con el cabezazo al palo de Adrián y alguna que otra ocasión que malogró el conjunto malaguista. Pero también estuvo a un tris de perder, con dos acciones de Carmona y dos paradones de Munir. La ruleta rusa, que no siempre va a dejar la bala en el tambor.

Sobre el verde, la primera parte fue soporífera. Partido lento, con demasiado control y sin claridad de ideas. Parecía que a más de uno se le habían pegado las sábanas o no le había saltado el despertador en esta matinal dominical. El calor, evidentemente, tampoco ayudó a que el ritmo aumentase. Y así se consumieron los primeros 45 minutos de juego, con mucho control malaguista y poca presencia en el área rival.

Es el conjunto blanquiazul un equipo que pretende llevar el peso del juego, quiere ser dominante y que el peso de su historia y de muchos de sus jugadores le invita a ser algo más que un equipo vulgar que deambula por la parte baja de la Segunda División. Pero la realidad es bien distinta. Hay limitaciones, tanto físicas como técnicas. Y el Málaga se va consumiendo como el tiempo en un reloj de arena.

Un mal despeje de Mariño a centro de Juankar que casi remata Adrián, en el 43', fue casi lo único notable en el primer asalto. Y es que ambos equipos se dejaron todo el repertorio para la segunda mitad, donde estuvo cargada de ocasiones.

No fue como darle la vuelta al calcetín, pero Málaga y Sporting subieron prestaciones tras su paso por vestuarios. Djurdjevic avisó nada más comenzar en un disparo flojo. Pero el conjunto de Víctor quería más. Era su cuarto partido de local y quería ya regalar, al fin, un triunfo a su afición. Remató Sadiku fuera un centro de Luis Muñoz (58'). Y también Adrián, aunque centrado y flojo (66').

La ocasión más clara fue en el 74', cuando el centrocampista madrileño remató al larguero un centro de Luis Muñoz desde la izquierda. A partir de ahí se aceleró el partido, fue un pistoletazo de salida de los acontecimientos.

Disparo alto de Juanpi desde la frontal. Otro tiro de Adrián, forzado, y que detiene Mariño. Y el Sporting, que entonces sí y en el tramo de prolongación, decidió soltarse. Tres latigazos que pudieron acabar con un escenario sonrojante para el Málaga. Álvaro Vázquez lo hizo todo bien dentro del área malaguista menos su remate. Luego Carmona cabeceó de maravilla para que Munir se exhibiera con un paradón abajo. Y contestó el Málaga con un córner bien sacado que Sadiku, en boca de gol, encontró oposición rival y Keidi mandó a las nubes el rechazo.

El empate se mascaba tras cinco minutos frenéticos, pero llegó el último paradón de Munir, con un tiro desviado de Carmona y que le pilló a contrapié. Otra demostración del buen hacer del marroquí para salvar un punto, para mantener ese hilo de vida malaguista que evita que el caos se apodere también de la parcela deportiva.

 

FICHA TÉCNICA:

+ MÁLAGA CF: Munir, Cifu, Luis Hernández, Luis Muñoz, Lombán, Juankar, Keidi Bare, Adrián, Juanpi, Lorenzo (Antoñín, 59'), y Sadiku

+ SPORTING DE GIJÓN: Mariño, Molinero, Babin, Valiente, Damián Pérez, Javi Fuego, Nacho Méndez, Traver (Carmona, 68'), Aitor, Manu García (Pablo Pérez, 82') y Djurdjevic (Álvaro Vázquez, 59')

+ ÁRBITRO: Dámaso Arcediano Monescillo (Comité Castellano-Manchego). VAR: Rubén Ávalos Barrera. Mostró cartulina amarilla a Nacho Méndez (26'), a Víctor Sánchez -entrenador del Málaga- (64'), Keidi Bare (87'), Luis Muñoz (91’).

+ INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la jornada 8 de la Liga SmartBank. La Rosaleda, ante 15.272 espectadores

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