HECHOS DE OTRA PASTA (0-1)

El Málaga CF estrena la temporada con una victoria en Santander gracias a un gol de Adrián y tras sobreponerse a las numerosas adversidades

José Criado

Al Málaga CF le pueden cambiar media plantilla y colocarle una camiseta fucsia en su estreno para que no lo reconozca ni la madre que lo parió. Dispararle y herirlo con 'fuego amigo' y con mil y una historias de despachos, salarios liga, fichas profesionales y operaciones opacas. Lo pueden garabatear con tinta catarí. O incluso lo pueden enterrar entre lesionados o rivales motivados y estratosféricos. Pero el Málaga CF siempre es el Málaga CF. Y el peso de su nombre, la casta de sus jugadores y la pasta de su cuerpo técnico consiguió el triunfo en Santander, en el estreno de Segunda -ahora liga SmartBank- y en el inicio de la verdad.

Puede parecer que todo lo que ha pasado hasta ahora ya no importa. Que la pelota, si entra, todo lo esconde y todo lo tapa. Pero no es así. El Málaga CF que fue a Santander a pelar con el Racing lo hizo con una mano atada en la espalda y con un parche en el ojo. Y salió airoso. Que el peor enemigo esté en casa no fue una excusa para este equipo, que dio un paso al frente, demostró su profesionalidad -encomiable- y también su valía.

Era el equipo de Víctor Sánchez del Amo un bloque casi indescifrable formado por profesionales, chavales de la cantera y hasta debutantes. Un equipo de circunstancias propias de una hecatombe. Pero ahí, en la adversidad, emergen los héroes, sobreviven los válidos. Hoy Adrián se lleva los focos con su golazo, con su testarazo victorioso. Pero detrás hay un equipo y un cuerpo técnico que dieron un paso al frente que no debe pasar inadvertido.

No fue un partido vistoso, típico de Segunda. La delgada línea que separa la pretemporada de la competición se dilata en estos primeros partidos estivales. Agosto es más tiempo para bicicletas que para fútbol. Pero el calendario es el que es. Y hay que saber competir.

El Málaga saltó al Sardinero lleno de dudas y miedos, pero regresó henchido y confiado. Las adversidades unen. Y esa unión en este equipo puede ser una gratificante semilla para el futuro. Eso fue lo más positivo del primer asalto liguero. Bueno, evidentemente los tres puntos también. Y la validez de la cantera blanquiazul, prolífica a la par de sobresaliente.

Hubo esbozos de equipo serio, pese a todo. Hubo también miedos. Debilidades y fallos, como es lógico en una primera jornada. Pero superado el peor momento, los 20 minutos de la vuelta de vestuarios, el Málaga creció de la mano de Pacheco, de Renato, de Adrián y de los canteranos Ismael y Hugo. Ahí sacó la cabeza, recuperó su identidad y se llevó el partido en las postrimerías, en el 85'.

El partido, complejo por todas las circunstancias ya sabidas y prácticamente diseñado por tu peor enemigo, tenía además el condicionante de que el Málaga podía incurrir en alineación indebida por falta de jugadores profesionales sobre el campo. Víctor dirigió a su equipo con un ojo en el campo y otro en la libreta.

Más, si cabe, cuando Luis Hernández se lesionó al poco de comenzar. Y Lombán, en el descanso. Aún así, la primera mitad transcurrió como una primera cita a ciegas: los dos se tantearon, se conocieron y bailaron no muy juntos por lo que pudiera pasar.

En cualquier caso, el balón echó a rodar y Juankar avisó en el Málaga (15'). Luego lo hizo Yoda por el Racing a disparo que se paseó por la portería de Munir. Rondó la portería malaguista los cántabros. Y lo hizo con Lombardo por la izquierda, con una falta en la frontal y con un disparo potente de Cejudo. No estaba cómodo el equipo de Víctor ni tenía las ideas claras. Antes del descanso Cayarga, de cabeza, también testó los biorritmos malaguistas a estas alturas de verano.

El segundo acto arrancó con otro lesionado, Lombán, y con un tiro al palo de Lombardo. Olaortua también puso a prueba el empaque blanquiazul al rematar un córner libre de marca (49'). Fue un acoso y derribo local al blanquiazul -en este estreno de rosa-. Aguantó como pudo el Málaga CF. Con miedos. Con dudas y también con fortuna. Y no fue hasta 20 minutos después de la vuelta de vestuarios hasta que comenzó a estirarse un poco el equipo de Víctor en busca de la meta rival.

Tanto que Pacheco puso a prueba a Zidane -Luca, el hijo del entrenador del Real Madrid- en el 69' con una doble ocasión. Primero un disparo potente desde la frontal que desvió a córner. En el lanzamiento del mismo, otro disparo potente y seco que a punto estuvo de tocar Adrián con la testa pero que sacó con autoridad el meta racinguista.

Daba bocanadas de aire el Málaga CF, que hace sólo unos minutos iba camino del paredón y que ahora se gustaba en territorio comanche. Pacheco volvió a asomar la patita en el 79' en una acción rápida. Y Hugo, en un eslalon propio de un atleta olímpico, estrelló el balón en el palo en la más clara del Málaga CF (84').

Era la antesala de que algo iba a pasar. Y pasó. Renato entró por la derecha hasta línea de fondo, la puso al centro del área y Adrián, de cabeza e impecable tras zafarse de su marcador, envió al otro palo el balón para poner el primer gol del curso malaguista, el tanto de la esperanza (85'). El abrazo del gol, la celebración, fue más sintomática que nunca. Fue el primer grito de rabia de muchos que están por llegar. La primera piedra ya está aquí... Pese a todo.

FICHA TÉCNICA:

RACING DE SANTANDER: Luca Zidane, Aitor Buñuel, Olaortua, Jordi Figueras, Moi Delgado, Kitoko, Mario Ortiz, Berto Cayarga (Nuha Marong, 65'), Enzo Lombardo, Cejudo (Sergio Ruiz, 83') y Yoda (Nico Hidalgo, 73').

MÁLAGA CF: Munir; Ismael Casas, Luis Hernández (Pacheco, 23'), Lombán (Luis Muñoz, 46'), Diego González, Juankar; Renato, Keidi, Boulahroud, Adrián y Hugo (Ramón, 87').

GOLES: 0-1 (85'): Adrián.

ÁRBITRO: Aitor Gorostegui Fernández-Ortega (Comité Vasco). Mostró amarilla a Boulahroud (40'), Mario Ortiz (42'), Buñuel (50'). Expulsó a Mario Ortiz (90'), al ver la segunda amarilla.

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